Quién iba a decirnos cuando comenzó la era de Internet que en apenas varias décadas se iban a lograr los 100 megas de velocidad. Y cuando esta velocidad aún no ha llegado a todos los núcleos de población españoles, ya se están desarrollando y alcanzando velocidades de 300 megas. Y ya hay quien ha lanzado la cuestión: ¿será una velocidad excesiva?
Aunque muchos expertos dudan de la verdadera utilidad de esta alta velocidad, ya hay quien está viendo las oportunidades que brinda.
La creciente importancia del ancho de banda va de la mano de la presencia de los contenidos audiovisuales, ya que en los últimos años hemos pasado de las descargas a los contenidos en streaming y al almacenaje en la nube. En este sentido, ver los contenidos audiovisuales online requiere un ancho de banda mucho mayor que descargarlos en la televisión, ordenador o smartphone.
Además, el almacenamiento de imágenes o vídeos en la nube es el tipo de actividad que más tráfico de datos consume ya que requiere instantaneidad. En este sentido, la velocidad ya no se mide en cuántos archivos puede bajar por segundo sino en cuánto tarda en abrir la aplicación que deseo utilizar.
Así, los 300 megas de velocidad van a ser de gran utilidad a distintos sectores, entre los que destacan especialmente la videovigilancia doméstica, la domótica o la telemedicina.
Sin embargo, la evolución desde los 100 hasta los 300 megas se producirá de forma paulatina y cuando esta velocidad se generalice a nivel nacional, supondrá un impulso para la economía digital ya que disponer de banda ancha de alta calidad es fundamental para la innovación y el desarrollo de las pymes nacionales así como para mejorar la eficiencia de los procesos productivos.
Sin embargo, los expertos apuntan hacia la necesidad de extender primero el ancho de banda de 100 megas hasta las zonas donde aún no se disfrutan para, a continuación, comenzar con el despliegue de los 300 megas.