La tecnología 5G está cada vez más cerca, tan cerca que ya ha causado hasta un conflicto internacional. Se le presupone, por tanto, un alto poder que marcará el futuro y que supondrá una gran diferencia con respecto al 4G actual.
¿Cuáles serán esas diferencias?
Según los últimos datos, el 5G tendrá una incidencia muy positiva en el campo de LA VELOCIDAD. El tránsito de descarga y subida de contenidos se multiplicará por diez gracias a las nuevas conexiones, lo que facilitará las transferencias de grandes cantidades de datos en muy poco tiempo. Gracias a ello, una película en alta definición se podría bajar de Internet menos de cuatro segundos con el 5G, frente a los casi tres minutos de las conexiones de 4G.
En cuanto a LA LATENCIA, también mejorará con el 5G. Teniendo en cuenta que este parámetro es la capacidad de respuesta de la red, es de decir, los milisegundos que transcurren desde que se envía una orden desde un dispositivo conectado hasta que se recibe el primer bit de respuesta, cuanto menor sea la latencia, mejor para el usuario.
Por su parte, LA CAPACIDAD para abastecer la demanda con múltiples conexiones simultáneas se multiplicará por cien con el 5G. En el sector se asume que la nueva tecnología podrá conectar al mismo tiempo a un millón de dispositivos por cada kilómetro cuadrado.
Asimismo, también se prevé que el 5G cuente con hiperconectividad, una conectividad que nunca falle ni se desconecte.
El 5G también deberá disponer de sistemas capaces de priorizar contenidos en función de las necesidades de los usuarios. Es decir, entre abastecer de conexión a un coche autónomo o a la descarga de un vídeo, el sistema sabrá establecer prioridades.
Con todo, la trascendencia del 5G en la sociedad será medida en función de su capacidad para crear nuevos modelos de negocio en diferentes sectores, como el transporte, la sanidad, la educación, las smart cities, videojuegos o logística, entre otros.