Los grandes avances logrados en viodeovigilancia van de la mano de las nuevas tecnologías. De un tiempo a esta parte, el gran objetivo de fabricantes y clientes de la videovigilancia es que las imágenes grabadas tengan calidad 4K lo que supondría un aumento significativo en la resolución de las imágenes. Y otro de los avances más demandados es que esta calidad se aplique tanto en circunstancias normales como en otras donde esa calidad suele verse afectada, como la noche o las malas condiciones.
Sin embargo, este tipo de imágenes requieren un gran ancho de banda o almacenamiento. Es en este punto donde entra en terreno de juego el cloud computing que en este sector ofrece grandes ventajas.
Una vez abordada la grabación de vídeo y su almacenamiento de calidad, entra en juego el Big Data y su aplicación en el sector de la videovigilancia. Gracias a la alta resolución ofrecida por las cámaras, así como la conectividad que ofrecen desde cualquier lugar y momento, el almacenamiento y análisis de la información recogida por las cámaras es el siguiente paso, que vendría acompañado por herramientas que interpreten las imágenes grabadas y las traduzcan en visiones prácticas.
De esta forma, la videovigilancia puede traspasar el terreno de la seguridad y entrar en el de las ventajas empresariales ya que pueden servir de gran ayuda para el establecimiento de patrones, análisis previos o de resultados.
Sin embargo, para encontrar un uso práctico a las imágenes es imprescindible lograr el equilibrio en la calidad y resolución para que los costes del almacenamiento y ancho de banda no se disparen.